No es necesario extenderse en muchas más explicaciones porque todo ser humano, si se pregunta en su interior, sabe situar dónde se encuentran estas realidades. Y sabe también qué partidos políticos, movimientos sociales o culturales apoyan una u otra. El mundo antihumanista ha levantado un muro de violencias que arrastra todo hacia la desintegración. Y es cierto, no somos ingenuos, que los poderosos cuentan con más dinero y fuerza bruta, pero su triunfo es provisorio, no tienen asegurado el futuro.
Pero las y los humanistas confiamos en que nuestra especie no sucumbirá en este absurdo.Somos optimistas, creemos en la libertad, en la solidaridad y en el progreso social. Creemos en que volveremos a encontrar ese sentido tantas veces perdido en la Historia de la Humanidad.
Aspiramos a un mundo múltiple en las etnias, lenguas y costumbres. Múltiple en las regiones y autonomías, múltiple en las creencias, el ateísmo y la religiosidad, múltiple en el trabajo y la creatividad
Aspiramos a un mundo donde todo ser humano, por el simple hecho de nacer, tenga iguales derechos e idénticas oportunidades..
Entre las aspiraciones humanistas y las realidades del mundo de hoy se ha levantado el muro del antihumanismo. Ha llegado la hora de derribarlo y para ello es necesario la unión de todas y todos quienes sientan que esta monstruosidad debe terminar, que el progreso de unos pocos es el progreso de nadie.
Un antihumanismo que puede identificarse, que no es una fuerza impersonal o inmaterial. Señalarlo como si se tratara de entes abstractos, ya sean el mercado, el sistema o el capital, conduce a la inacción porque se tiene la impresión de luchar contra fantasmas. Gobiernos, partidos políticos, empresas, sindicatos, asociaciones y organizaciones de todo signo se ubican en uno u otro lugar.
Como muy bien señaló Silo (fundador e inspirador del Nuevo Humanismo): “Humanizar es salir de la objetivación para afirmar la intencionalidad de todo ser humano y el primado del futuro sobre la situación actual. Es la representación de un futuro posible y mejor lo que permite la modificación del presente y lo que posibilita toda revolución y todo cambio. Por consiguiente, no basta con la presión de condiciones oprimentes para que se ponga en marcha el cambio, sino que es necesario advertir que tal cambio es posible y depende de la acción humana. Esta lucha no es entre fuerzas mecánicas, no es un reflejo natural; es una lucha entre intenciones humanas. Y esto es precisamente lo que nos permite hablar de opresores y oprimidos, de justos e injustos, de héroes y cobardes. Es lo único que permite practicar con sentido la solidaridad social y el compromiso con la liberación de los discriminados sean éstos mayorías o minorías”.
Este es el campo humanista que puede desalojar al antihumansimo, con la fuerza de la No-violencia como metodología de acción
Las y los humanistas invitamos a sumarse a esta intención humanizadora a todo aquel que sienta que el futuro está abierto. Y que será esa Nación Humana Universal hacia donde podemos caminar juntos si alineamos nuestras mejores aspiraciones.
No busques falsas puertas. El futuro está en el humanismo.